3.400 millones / El número de mascarillas de uso único que se desechan diariamente como consecuencia de la pandemia de COVID-19, a nivel mundial (Fuente: Benson et al. 2021). Esto equivale a decir que cada día arrojamos al medio ambiente 200.000 toneladas de residuos no reciclables (suficiente basura para llenar 135 piscinas de tamaño olímpico). ¿Son suficientes nuestras actuales medidas de gestión de residuos para hacer frente al aumento de la «basura COVID»? ¿Qué podemos hacer para mitigar las consecuencias negativas para el medio ambiente?

Pocos meses después del estallido de la pandemia de COVID-19, el mundo fue testigo de los primeros resultados de las medidas de confinamiento, estinadas a frenar la propagación de la COVID-19. Los niveles de contaminación atmosférica de China cayeron en picada, a una velocidad y escala nunca antes observadas. Sin embargo, la esperanza de que un menor número de desplazamientos y una menor actividad industrial aportaran beneficios permanentes al medio ambiente pronto empezó a desvanecerse. Los científicos descubrieron que lo que al principio parecía una gran mejora, acabó siendo insignificante para contrarrestar años de contaminación y CO2 acumulados en la atmósfera. Aún más sorprendente que el efecto casi imperceptible en los niveles de contaminación, fue la constatación de que la contaminación ambiental se agravaba en otros ámbitos.

Pandemia COVID, basura COVID

Al inicio de la pandemia de COVID-19, la Organización Mundial de la Salud solicitó un aumento del 40% en la producción de elementos de protección personal (EPP) desechables. El uso generalizado de EPP de un solo uso -como mascarillas, guantes, trajes médicos de protección, etc.- ha añadido una gran presión al medio ambiente. Las medidas de gestión de residuos no pueden hacer frente a la creciente producción y uso de elementos de protección, lo que ha provocado una mayor contaminación de los suelos, las costas y los lechos marinos. La organización sin ánimo de lucro Opération mer propre informa de que sus buceadores están encontrando una cantidad creciente de EPP flotando en las aguas de la costas francesas. No es raro encontrar mascarilas desechables ensuciando las calles, las cuales en algún momento acabarán en nuestros océanos. De hecho, el 80% de la basura de plástico que entra en nuestros océanos procede principalmente de fuentes terrestres, siendo los ríos la principal vía de transporte. 

El plástico es el material predominante en la producción no sólo de EPP, sino también de otros tipos de residuos COVID, como los frascos de desinfectante de manos, las toallitas desechables y los empaques usados para garantizar la higiene de los alimentos. El incremento de los residuos derivados de empaques, se debe en gran medida a la «economía de cuarentena», que incentivó el uso de servicios de entregas a domicilio. Sin duda, los residuos COVID están agravando los problemas de contaminación por plástico ya existentes, originados por más de 10 millones de toneladas de plástico que amenazan la salud del planeta. El plástico, que en su mayor parte no se descompone, es una de las causas del cambio climático. Se prevé que estos problemas globales se agravarán a medida que se prolongue la pandemia.

info - noos

"Upcycling" paradigmas

Las empresas, los gobiernos y los individuos tienen ahora una responsabilidad aún más urgente de impulsar la transición hacía una economía circular. Algunos gobiernos han empezado aplicar medidas más estrictas para mitigar las consecuencias de la contaminación por COVID. En junio del año pasado, Francia anunció un endurecimiento de las multas para quienes tiren mascarillas (y otros elementos de protección) en vía pública, pasando de 68 a 135 euros. Igualmente, la U.E. propuso implementar una tasa sobre los residuos plásticos para ayudar a financiar los esfuerzos nacionales de recuperación de la pandemia. Por otra parte, la empresa española de biotecnología Bioquochem aunó esfuerzos con el Ministerio de Ciencia para desarrollar un modelo industrial que permite esterilizar y reciclar 500.000 mascarillas al día. En Australia, los investigadores descubrieron que las mascarillas recicladas pueden utilizarse para construir carreteras, combinando mascarillas desechables trituradas y escombros de construcción procesados.

A nivel individual, un cambio en las pautas de consumo supone una poderosa contribución a los problemas de contaminación por COVID. Algunas ideas son:

  1. Cambiar a una mascarilla reutilizable. Esto es seguro siempre que sea de material lavable. Las mascarillas reutilizables son respetuosas con el medio ambiente y evitarán que las personas transmitan el virus.
  2. Asegurarse de que los residuos de EPP se eliminen correctamente. Las mascarillas de un solo uso y los guantes desechables nunca deben depositarse en un contenedor de reciclaje, ya que esto pondría en riesgo de infección a los trabajadores de la recogida y el procesamiento.
  3. Cambiar a guantes 100% biodegradables
  4. Apoyar iniciativas que luchan contra la contaminación ambiental

En la plataforma NooS, encontrará proyectos de cero residuos que tu, tu comunidad y tu empresa pueden apoyar. Estas iniciativas de impacto retiran la basura del entorno natural (tierra, ríos y océanos), reciclan los residuos recogidos y realizan campañas de sensibilización sobre la contaminación ambiental. 

Si no se toman medidas inmediatas, la contaminación por plástico seguirá poniendo en grave peligro la vida en el planeta. El camino hacia la recuperación será difícil, pero para lograr un mundo más sostenible e inclusivo, debemos convertir la protección del medio ambiente, los medios de vida de las comunidades y la acción sobre el plástico en una prioridad. 

Fotografía de portada: by Dimitri Karastelev via Unsplash