El número de personas adicionales en riesgo de pobreza extrema, con menos de 1,9 dólares al día para vivir, para 2021 (fuente : Banco Mundial).

La necesidad de enfrentarnos a nuevas incertidumbres

La pandemia de Covid-19 está transformando nuestras sociedades a todos los niveles. Aunque hemos experimentado crisis de salud y grandes desastres localizados en las últimas décadas, este evento es único. Estamos viviendo una crisis planetaria de la que desconocemos las consecuencias a corto, medio y largo plazo. Los gobiernos, las empresas y los ciudadanos aún no son capaces de anticipar los efectos a nivel local, nacional e internacional. ¿Cuál será el futuro del trabajo, la economía, las relaciones entre los países del Norte y los países del Sur, cuáles serán los cambios tecnológicos en este nuevo contexto, cuáles serán las consecuencias en la salud mundial y en la pobreza?

Todas estas son preguntas a las cuales nadie puede responder en este momento.

La adopción de nuevos comportamientos ante nuevas vulnerabilidades

La pandemia nos ha mostrado una realidad evidente: nadie es inmune a las repercusiones de esta crisis mundial. ¿Quién no conoce a alguien en su círculo inmediato que se ha visto debilitado, en mayor o menor medida, por estas circunstancias excepcionales? Nuestra relación con la vulnerabilidad está cambiando; nuestra falta de conocimiento de lo que será el futuro después de Covid 19 nos lleva a adoptar nuevos comportamientos.

Por supuesto, esta crisis ha provocado una verdadera oleada de solidaridad y una toma de conciencia generalizada de lo que realmente importa, de la importancia de ayudarse mutuamente en tiempos de adversidad. Para nosotros, actores de impacto, debemos hacer más que esto: creemos que es urgente que los gobiernos, las empresas y los ciudadanos entren de manera más sistemática y duradera en escenarios de apoyo, a pesar de la ambigüedad y la incertidumbre de la situación en la cual nos encontramos.

En NooS, creemos que nadie debe ser olvidado ni dejado de lado y que tampoco tenemos que dejar de cuidar el planeta. Hoy en día, cada uno de nosotros debe adoptar un comportamiento de apertura y de solidaridad más que de protección y desconfianza. Solo saldremos de esta crisis global adoptando reflejos solidarios y ciudadanos, y teniendo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Quedan muchos esfuerzos por hacer en materia de solidaridad

Según un estudio realizado por IPSOS en Francia, en colaboración con la asociación Les Apprentis D’Auteuil, «la solidaridad esta puesta a prueba por el Coronavirus».

Por un lado, los franceses parecen cada vez más unidos. Durante el encierro han surgido nuevas formas de solidaridad: ayuda mutua entre vecinos, apoyo al personal implicado directa o indirectamente en la resolución de la crisis. En cifras, la encuesta muestra que:

  • Los franceses han tenido más de 2 gestos de solidaridad durante la crisis sanitaria (2,3 de media).
  • Para el 65% de los encuestados, la crisis les incitó a ser más solidarios

Sin embargo, este estudio revela una paradoja obvia:

  • Menos del 30% piensa que el mundo después de COVID estará más solidario

Por otro lado, y lamentablemente, esta nueva oleada de solidaridad no se ha traducido en un aumento de la generosidad: la proporción de franceses que ya han dado o tienen previsto dar en 2020 es exactamente la misma que en 2019, es decir, el 51%.

Y, sin embargo, más que nunca, es fundamental lograr una solidaridad y una generosidad duraderas.

No es el momento de volver a centrarnos en nuestros intereses personales. Por el contrario, debemos mostrarnos más solidarios que nunca, tanto a nivel local, como más allá de nuestras fronteras. La crisis de Covid ha profundizado las desigualdades en todo el mundo y los más vulnerables son los más afectados. Evidentemente, una persona de escasos recursos que ha vivido en 20 metros cuadrados con una familia no ha vivido el mismo encierro que una persona que pudo escapar a una espaciosa casa de campo. Las consecuencias en cuanto a la deserción escolar de los niños o la precariedad de las condiciones laborales tampoco son las mismas para todos. Más allá de nuestras fronteras, las condiciones de vida de los más vulnerables también se han deteriorado enormemente con el inicio de la pandemia.

Las cifras son claras; citemos, por ejemplo:

  • Según la UNESCO, la crisis de Covid priva a más de 1.500 millones de niños y jóvenes de su educación
  • Con la epidemia, el 87% de la población escolar y de los estudientes en todo el mundo se ha visto afectada por el cierre de escuelas.
  • En los países en desarrollo, se espera que las pérdidas de ingresos superen los 220.000 millones de dólares, según estimaciones del PNUD.
  • Según el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades, 780 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua limpia o segura y, por lo tanto, son más vulnerables al Covid-19 y otras enfermedades.
  • Uno de cada 3 franceses ha sufrido una pérdida de ingresos, y esta cifra afecta principalmente a las poblaciones más pobres, según el último barómetro de Secours Populaire

 

Más que nunca, en un momento en que las desigualdades se están acentuando en todos los niveles, tenemos el deber de responder colectivamente a los desafíos sociales globales.

Llamada a la acción: La pandemia de Covid-19 nos recordó nuestras carencias desde el punto de vista de la salud. También nos ha demostrado que en ningún caso debemos perder de vista los desafíos actuales y futuros en materia de protección del medio ambiente, justicia, igualdad, acceso a la atención sanitaria básica y educación de calidad para todos. Los estudios muestran que a nivel individual, en el contexto actual, los ciudadanos son más sensibles a cualquier forma de solidaridad. Sin embargo, esto no parece traducirse en un aumento de la generosidad para apoyar causas prioritarias. Llamamos a la responsabilidad de todos. Estamos convencidos de que los modelos de solidaridad, si se inscribe de forma sistemática y concertada en las organizaciones, pueden tener un impacto real en el mundo del mañana. Para hacer frente a las incertidumbres y los cambios que trae esta crisis, las organizaciones deben posicionarse de forma sistemática en la respuesta a los principales problemas sociales, en una perspectiva de diálogo con sus empleados y sus clientes. Juntos, uniendo fuerzas y voluntades para aumentar nuestro impacto colectivo.

Créditos fotográficos – Cover : Nick Fewings via Unsplash

Fuentes: Global Partnership, FranceTV info, UN, La Croix, IPSOS, CDC